LA JOYA INMESURABLE
Hace poco falleció un amigo de mi hermano y me he puesto a pensar en mis amigas y la gente que amo, si ellos se murieran antes que yo, lo que más me estaría removiendo el pensamiento aparte del dolor, sería la pregunta ¿A dónde irá? Y sería en ese momento en que me pondría a pensar si le hable de Dios lo suficiente, o en las tantas veces que pude haber hablado del reino de los cielos y no lo hice. O si la situación fuera diferente, si yo hoy partiera a mi casa con Papá, habría yo dejado mi tesoro de hacerle saber a las personas que lo mejor que pude haber hecho en esta Tierra fue haber creído en el Salvador. Y es donde me doy cuenta de cuanto poder, amor y valor hay en la evangelización.
Me doy cuenta que lo mejor que pude haber hecho a mi seres
queridos, sería el hablarles de Dios a pesar de no ser el mejor ejemplo de
hija. No enfocarme en mi vergüenza, si no en la gracia que hay en un “Dios te ama”
Me encuentro hoy escribiendo desde un lugar al que llamo
casa, pero hoy con cariño recuerdo de dónde realmente soy. No somos terrestres,
somos hijas celestiales y eso hay que tenerlo bien presente.
¿Qué es para ti la evangelización? ¿Cómo la has practicado?
¿Hoy a quien has evangelizado?
No necesitas ir muy lejos, no tienes que ir a otros lugares porque
a tu alrededor hay personas que tienen la necesidad de Dios pero no lo saben.
Pero tú tienes está joya inmensurable que es el conocer a Dios y saber que hay
Salvación en el nombre de su hijo.
No seamos cristianas egoístas, ve y comparte tu joya a tu
familia, con tus amigos, vecinos o aquella persona que de vez en cuando te
topas en la calle y ni si quiera sabes su nombre.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación. Romanos 10:10
Declara abiertamente que eres salva, enséñale al mundo tu
joya inmensurable e invita a las personas a creer en el Salvador.
Recuerda el día en que a ti te evangelizaron, ese día cuando
hubo una persona que te amo y decidió mostrar su joya. Haz lo mismo por alguien
más.
El reino de los cielos es tu hogar
Romanos 3
23 Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta
gloriosa establecida por Dios.
24 Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace
justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de
nuestros pecados.
25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el
pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que
Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios
actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el
pasado,
26 porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría
en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para
demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y a los pecadores
los hace justos a sus ojos cuando creen en Jesús.
"Jesús sufrió la cruz por el gozo de saber que serías suya"
Con cariño, Génesis Marrufo.
XOXO



Comentarios
Publicar un comentario